El 13 de marzo marca el Día Mundial del Delirium, una fecha dedicada a sensibilizar a profesionales de la salud, médicos, familiares, pacientes y cuidadores, sobre la importancia de la prevención, detección y tratamiento adecuado de este síndrome geriátrico. El delirium, caracterizado por un estado súbito de confusión, agitación y alucinaciones, representa un desafío significativo para el cuidado de las personas mayores, especialmente durante hospitalizaciones.
¿Qué es el delirium y quién puede padecerlo?
Este síndrome, que afecta a aproximadamente un tercio de los pacientes mayores de 70 años hospitalizados y hasta el 50% en unidades quirúrgicas, puede ser desencadenado por una variedad de condiciones, desde enfermedades graves como neumonía e infarto, hasta infecciones urinarias o deshidratación.
A pesar de ser reversible en muchos casos, el delirium es subestimado con frecuencia, siendo erróneamente considerado como un estado normal. Sin embargo, sus consecuencias son graves: duplica la tasa de mortalidad, aumenta el riesgo de demencia y dependencia funcional, y puede resultar en ingresos en establecimientos de larga estadía.
La buena noticia es que hasta un 40% de los casos de delirium pueden ser prevenidos. Para ello, es crucial identificar los factores de riesgo, que incluyen deterioro cognitivo previo, edad avanzada, enfermedades crónicas graves y uso de ciertos medicamentos. La movilización precoz, la estimulación cognitiva, la hidratación adecuada y la restricción de medicamentos prodelirium, como las benzodiacepinas, son algunas medidas preventivas clave.
En resumen, el Día Mundial del Delirium nos recuerda la importancia de estar alerta ante este síndrome, tomar medidas preventivas y proporcionar un manejo adecuado para mejorar los resultados de salud y bienestar de los adultos mayores en entornos hospitalario.