Según cifras de la última Encuesta Nacional de Salud, casi el 75% de los chilenos tiene exceso de peso, situación que según diversos estudios parece haber empeorado durante la pandemia, debido al estrés generado por el contexto y los prolongados periodos de encierro.
Leonora Fuentes, nutricionista de Clínica Alemana Valdivia explica que en momentos así el cuerpo necesita estrategias para mitigar la sensación que produce daño y malestar, para lo cual recurre a sustancias o actividades que producen sensación de placer, como el alcohol, drogas o alimentos con alto contenido de azúcar o carbohidratos, como masas, pastas, pan, pastelería, dulces y chocolates, entre otros. ¿Por qué? La especialista sostiene que se debe a dos razones principalmente:
Sensación de bienestar: hay que tener cuidado con los carbohidratos porque ese efecto placentero que nos entregan es pasajera y en poco tiempo tenemos ganas de más, ya que este tipo de alimentos se digiere rápidamente y pronto estamos con el estómago vacío, ya que al consumirlos se activan las hormonas del hambre, generando un círculo vicioso.
Exceso de tecnología: se ha comprobado que pasar muchas horas "conectado" estimula la sensación de apetito, por los incentivos de consumo (publicidad); vivir emociones (al ver una película o RRSS), o por el cansancio que genera la sobreexposición a pantallas, como el smartphone, la televisión y/o computador.
¿Hambre o ansiedad? La nutricionista expresa que es muy importante aprender a diferenciar entre el hambre -respuesta fisiológica a la falta de energía-, y el comer para compensar o suplir alguna necesidad, ya
sea por estrés, cansancio, pena u otras emociones. “Generalmente, se busca enmascarar situaciones desagradables de la vida a través de los alimentos, ya que el organismo lo relaciona con “placer”, pero es clave entender
que eso no va a solucionar nuestros problemas, sino que podría empeorarlos a largo plazo”, enfatiza.
Consejos
Para volver a recuperar los hábitos y no caer en las dietas “relámpago” poco saludables y con efecto rebote, especialmente post Fiestas Patrias, la especialista aconseja:
Fijar metas, ya sea de peso, cambio de hábitos o tipo de alimentación. Hacerlo con el apoyo de un profesional es muy útil.
Entender que la vida no es una “fiesta constante de comida”, ya que finalmente nos genera culpa y/o arrepentimiento e incomodidad con nuestro cuerpo.
Aceptar que los alimentos "ricos" siempre estarán disponibles, solo hay que aprender a elegir cuándo consumirlos.
Adoptar como fundamental el consumo de líquido (agua e infusiones sin azúcar).
Establecer horarios para las comidas, idealmente tres al día en adultos. Entre todas deberían contener 1 a 2 tazas de verduras, al menos una fruta, 2 porciones de lácteos y siempre una porción de proteínas, ya que éstas ayudan a sentirse saciado y restringir el consumo de carbohidratos.
Evitar comer tarde, no más allá de las 19:00 horas, es decir, al menos dos o tres horas antes de acostarse.
Dormir las horas que corresponden, ya que estar descansado es clave para controlar la ansiedad durante el día.
Realizar actividad física, ya que produce sensación de placer. En época primaveral y en fase 4 es más fácil retomar el ejercicio al aire libre.