El bullying y el ciberbullying son realidades que afectan a un número cada vez mayor de niños y adolescentes. Según especialistas de la Clínica Alemana de Valdivia, es importante actuar a tiempo para prevenir huellas emocionales profundas.
El bullying y el ciberbullying son fenómenos que afectan cada vez a más niños y adolescentes en Chile. No se trata de un conflicto pasajero, sino de un acoso sistemático y reiterado basado en la desigualdad de poder. Puede manifestarse de distintas formas: verbal, físico, psicológico, social o digital. Este último es cada vez más frecuente debido al uso masivo de redes sociales y plataformas digitales.
Las consecuencias pueden ser profundas y duraderas: ansiedad, depresión, bajo rendimiento escolar, problemas de autoestima, aislamiento social e incluso intentos de suicidio.
Detectar a tiempo es clave para intervenir. Algunas señales de alerta son:
Cambios bruscos en el comportamiento.
Rechazo a asistir al colegio.
Irritabilidad o tristeza persistente.
Alteraciones del sueño o la alimentación.
Bajo rendimiento académico.
En casos de ciberbullying: miedo o rechazo al uso del celular, o por el contrario, un uso ansioso y excesivo.
“Cuando los niños enfrentan situaciones de acoso, lo más importante es que sientan que no están solos. Escuchar sin juzgar y validar sus emociones es clave”, señala Daniela Pattherson, médica especialista en psiquiatría infanto-juvenil de Clínica Alemana Valdivia.
Los establecimientos educativos tienen un deber de cuidado y protocolos que buscan prevenir, detectar y abordar estas situaciones. Informar al colegio es un paso fundamental para que se activen medidas de protección, acompañamiento y sanción cuando corresponda.
Además del apoyo emocional, los especialistas recomiendan medidas prácticas:
Guardar registros (capturas de pantalla).
Configurar bloqueos en redes sociales.
Denunciar contenidos abusivos en las plataformas.
En casos graves, recurrir a instancias legales.
“Es esencial fomentar conversaciones sobre respeto digital en el hogar y establecer reglas claras de uso, siempre con un enfoque de acompañamiento más que de control”, agrega la especialista.
La prevención es tan importante como la reacción. Promover la empatía, enseñar habilidades socioemocionales y abrir espacios de diálogo seguro ayudan a que los niños crezcan en entornos más sanos. El acompañamiento profesional cumple un rol central: psicólogos y psiquiatras infantiles pueden entregar herramientas para fortalecer la resiliencia, mejorar la autoestima y apoyar tanto al paciente como a su familia.
“El bullying no se resuelve solo ni desaparece ignorándolo. Es necesario intervenir de manera temprana, desde la familia y el colegio”, advierte la especialista de Clínica Alemana Valdivia.